miércoles, noviembre 15, 2006

¿Quién mató al cine de terror?

Nadie sabe cuánto me duele tener que reconocer lo que voy a decir pero tengo que hacerlo: las películas de terror… son para los niños. :-(

Sí, sí, sí. Es lamentable pero es cierto, desengáñense. Las pelis de miedo, idolatradas por mí desde que tengo uso de razón, sólo pueden ser disfrutadas por los chavales, jamás por los adultos. ¿Cómo he llegado a esa conclusión?, se preguntarán, pues ahora mismo les pongo en situación.

Se conoce que desde la llegada de Internet y sobre todo de nuestra gran amiga la mula, el acceso a la cultura se ha revolucionado y ha quedado abierto por fin a todos los públicos, sin prácticamente límite alguno. A tal efecto he estado durante algo más de un año creando mi propia videoteca de terror, ese sueño inalcanzable que todo fan del género desea poseer (¡¡¡por fin!!!). Recuerdo el dinero que me dejé antaño comprando cintas VHS para grabar clásicos de los que ponían de uvas a peras por la tele… Siempre las grababa en LP para que cupieran más títulos en la misma cinta, qué recuerdos... Ahora todo ha cambiado, la red y los DVD me han regalado la oportunidad de poder conseguir en poco tiempo todas las películas tan larga y amargamente buscadas… ¡y en calidad máxima! Es por ello que he estado todo este tiempo revisando clásicos y visionando por primera vez otros tantos de los que siempre quise ver y nunca pusieron en televisión o nunca llegaron al videoclub del barrio. Bueno, o de los que extrañamente no tenía Blizzard, nuestro gran proveedor de material (¡gracias por todo, Blizzard! :-P ). Pues bien, tras volver a ver y tras conocer por primera vez multitud de clásicos del género debo decir que, aunque sea triste reconocerlo, se me ha pasado la edad de las pelis de terror.

No es que ya no me asusten, eso es perfectamente normal para una persona adulta que se ha tragado más de 200 títulos, es que hasta los argumentos que siempre te fascinaron ahora se tornan una puta mierda.

Es de todos conocido que el verdadero fan del género lo lleva siendo desde pequeñito, haciendo caso omiso de las órdenes paternas y de las clasificaciones de edad de las cintas. Cuando éramos niños todos nos hemos quedado trasnochando hasta las 2 para poder ver aquella peli de zombies de la que decían que era acojonante, aquella gore para mayores de 18 en donde había sangre y vísceras a diestro y siniestro. Esa peli de extraterrestres mutantes ante la que tenías que ser un machote para verla hasta el final sin cagarte de miedo. Joder, todos hemos mirado en el puto armario y bajo la cama tras ver una de las buenas, ¿o no? De hecho, las películas de nuestras vidas, los títulos fetiches que hemos puesto en un pedestal para siempre, vienen precisamente de aquella época y de aquellas experiencias furtivas nocturnas.

Pues mi humilde experiencia me ha dejado claro que más nos vale dejarlos ahí antes de que se nos derrumben los mitos y se nos quede cara de tontos. Cuando han pasado los años y vuelve a caer en tus manos aquella peli con la que tanto disfrutaste de pequeño, la miras y no te lo crees, recuerdas aquel canguelo que te produjo y piensas: “Ostias, qué buena es esta… ya no hacen pelis así”, y buscas un hueco el fin de semana para volver a verla. Ahora no sabría decir si la vemos de nuevo por disfrutar otra vez de ella o simplemente para sentirnos más jóvenes y engañarnos a nosotros mismos. Igual que pasa el tiempo para nosotros, también pasa para las películas. Así que nada, preparas palomitas de maíz y cocacola, esa gran fórmula americana que te predispone a pasarlo bien, sitúas tu sillón favorito enfrente del televisor, apagas las luces como en el cine, cierras las persianas para crear ambiente terrorífico total y te dispones a reencontrarte con el miedo, ese viejo instinto que te apasiona, te hace sentir vivo y te libera del estrés.

Y es entonces cuando empieza la película y, con ello, termina nuestra esperanza. Para empezar te das cuenta de que aquella peli dinámica e interesante se ha vuelto lenta e irregular. El principio es realmente mucho más lento e insulso de lo que tú recordabas, el planteamiento de la historia y de los personajes, lejos de ser natural y casual, es forzado y hecho deprisa y corriendo. El tempo es lamentable, te das cuenta de cómo el director se explaya al principio con tonterías, lo que después provoca tijeretazos de cinta pasada la mitad del metraje, justo en los mejores momentos, los que deberían estar más elaborados. Los personajes que te maravillaron antaño ahora son personas absurdas con comportamientos idiotas e injustificables, y eso que la manga ancha en las pelis de terror es insuperable. Actores que antes te dejaron cagado ahora ves que actúan como el culo, no te crees su personaje y encima, para horror final, son ampliamente superados por los niños de la cinta, justo los que te caían peor cuando la viste por primera vez. ¿Dónde se ha visto que un niño tenga mejores dotes de interpretación que un actor consagrado? Pues eso pasa, damas y caballeros, eso pasa. Y qué decir de los argumentos… ideas que siempre te parecieron geniales ahora las ves infantiles y cutres, y las que realmente son originales y potentes, están muy mal llevadas. No me extraña que actualmente se lleve el rollo de los remakes, hay películas que están muy mal hechas y eso, partiendo de una historia buena de verdad, es un crimen y un desperdicio.

Este último año he revisado muchos clásicos, sobre todo de los 80, la década mítica para los de mi generación, y el resultado ha sido decepcionante. Directores de fama mundial, los auténticos creadores del género, me han dejado más frío que el hielo del congelador, y es precisamente ahí donde voy a dejar mis películas favoritas y mi opinión sobre ellas: en el congelador, para que se conserven como el primer día y nunca cambien, no vaya a ser que vuelva a verlas y se me caiga otro mito más. El cúlmen ocurrió el otro día en casa de mi amigo Antonio. Llevamos años intentando reunirnos todos para hacer una sesión ininterrumpida de cine de miedo, y para una vez que conseguimos quedar, ponemos un clasicazo que me encantó de nano, Phantasma, de Don Coscarelli, y el resultado fue mediocre, por no echar más leña al fuego. Joder, esa peli me dejó flipadísimo de pequeño. Recuerdo que me quedé hasta tarde un viernes noche porque creo que la echaban en el ciclo de terror de la primera, cuando la primera y antena 3 competían viernes y sábado para llevarse al público rarito como yo con pelis de terror buenas. El caso es que encantó, se me creó un mito. Genial el personaje de Angus Grimm, el Hombre Alto, por dios, acojonaba un huevo... esa mirada de mala hostia, esa fuerza descomunal, esa pinta satánica... me lo pasé en grande. Pues bueno, tras volver a ver la película casi 18 años después... ufss... que mal rollo. Cumple con todo lo dicho anteriormente. Mal llevada, súper rápida, cortes por aquí, prisas por allá, actores que interpretan a medias, escenas buenas en las que no se meten en detalle... dios mío... que desastre. Debieran coger a todo el equipo de rodaje y ponerles un suspenso para que la volvieran a repetir, pero esta vez de verdad. Esta cinta bien hecha debería ser un puto clásico del cine, el problema es que ya no puedes poner a nadie más que a Angus Grimm para interpretar al Hombre Alto. Ese tío es único. Sólo existe una persona que se le parece, un tío solitario y extraño de mi ciudad al que llaman El Brujo y que suele ir caminando de noche. Es clavadísimo al actor, pero éste ya está muy mayor y no podría actuar. (NOTA: Estos últimos apuntes son un auténtico mensaje friki dirigido a toda persona de mi ciudad que haya visto Phantasma y que se haya encontrado con este tío por la calle. Estoy totalmente seguro que sabes de quien hablo, no estás solo, también yo he visto en ellos dos a la clonación más depurada de la historia).

Pues nada, que ya no sé qué más puedo buscar en nuestro querido género del terror. Los clásicos se han quedado viejos y ya no asustan ni parecen interesantes y para colmo los directores actuales hacen cada mierda que todavía nos dejan con más sensación de crisis de un estilo que antaño creó toda una legión de fieles seguidores como el que aquí firma.

Ni siquiera recuerdo cuál fue la última peli que realmente me acojonó. Saw, supongo, o Cube, alguna de éstas modernas que han conseguido mezclar terror, suspense y buena dirección. Menos mal que aún no está todo perdido.